
En el marco de los proyectos de extensión y de articulación que docentes y estudiantes de la Facultad de Ciencias Químicas (UNC) vienen llevando adelante junto a diversas comunidades, “Tejiendo redes para el bienestar comunitario” se centra en fortalecer la autonomía de vecinas y vecinos de barrios vulnerables de Córdoba en la gestión del trabajo, la alimentación, la salud y el cuidado del ambiente.
Este proyecto dirigido por Lucio Simonella va mucho más allá de los laboratorios y de las reacciones químicas, poniendo como protagonistas a los y las vecinas de Córdoba, con el fin de acompañar e impulsar el bienestar comunitario en diferentes temáticas.
“La colaboración entre la FCQ y los actores barriales resulta clave. A través de talleres, espacios de diagnóstico participativos y la formación de promotoras comunitarias, buscamos construir capacidades locales sostenibles y promover la participación activa de las referentes de cada barrio”, comentó el científico.

Ciencia y ciudadanía en red
El equipo coordinado por Simonella trabaja junto a familias con altos niveles de vulnerabilidad social y económica en barrio Bella Vista, al sur de la Capital provincial. El proyecto se desarrolla en el Club Social y Deportivo América Central, donde funciona uno de los merenderos autogestionados por vecinas. Cada semana, cerca de 45 niños y niñas, en promedio, asisten a este espacio.
“La comunidad se caracteriza por su solidaridad y capacidad de organización, pese a enfrentar dificultades relacionadas con la alimentación, la salud y el acceso a oportunidades educativas”, describió el profesor e investigador de la FCQ.
En este equipo extensionista participan los y las docentes Raquel Moiragui, Guillermo Brarda, Carmela Ambort y Candelaria Bertolino; las estudiantes Karen Molina Gómez y Paula Nieva junto a Francisco Bellino y Julieta Gallo Matiussi, de la comunidad graduada de esta casa de estudios.

Asimismo, forman parte las familias de los barrios Bella Vista, Parque Vélez Sarsfield y Suarez, quienes integran los merenderos Ramones y Manitos de Oro, el comedor Esperanza y Dignidad, el Club Social y Deportivo América Central y los centros vecinales de Parque Vélez Sarsfield y Colinas de Vélez Sarsfield.
En estos meses, el grupo realizó encuentros bimensuales con las referentes barriales para debatir y priorizar las problemáticas más urgentes del territorio, como así también espacios de diagnóstico participativo destinados a construir colectivamente un mapa de necesidades y recursos del barrio.
De este modo, las y los integrantes de la FCQ llevaron a cabo acciones de articulación con otras unidades académicas y actores sociales que permitieron abordar demandas fuera del ámbito de la Facultad.


Voces barriales
“En este tiempo, niños y adolescentes expresaron su deseo de jugar, conocer cosas nuevas y que el club funcione como un lugar de encuentro”, dijo Simonella.
Entre ellas y ellos, Amalia –del merendero La Lonja- enfatizó el trabajo comunitario de 20 años, la administración de recursos con autogestión, como la venta de empanadas y arreglos, y destacó “el impacto de la violencia, la droga y el alcohol en las familias”.
Por su parte, Cielo instó a superar las divisiones entre merenderos, centros vecinales y clubes para buscar puntos de unión mientras que Uri, del centro vecinal de Parque Vélez Sarsfield, resaltó la necesidad de educación financiera y valoró la posibilidad de avanzar en la articulación con la universidad pública.


Para Simonella, todas estas actividades extensionistas fueron fundamentales para consolidar el espacio como ámbito de aprendizaje compartido entre integrantes de la UNC y del barrio, promoviendo así la participación activa de las referentes barriales, quienes asumieron roles de coordinación en talleres y actividades.
A lo largo de estos meses, el equipo logró una mayor sensibilización por parte de la comunidad estudiantil de la FCQ acerca del valor social de la extensión universitaria y de su impacto en territorios vulnerables. En tanto, las referentes barriales comenzaron a planificar ellas mismas sus próximas actividades.

Mes a mes, el proyecto fue creciendo y consolidándose, por lo que el equipo tiene pensado continuar sumando integrantes de otras unidades académicas. “Ahora, nos queda profundizar el acompañamiento en educación y salud a través de nuevas alianzas con otras facultades de la UNC, como Odontología y Psicología, y realizar un censo para el diagnóstico del proyecto”, anticipó su coordinador.
Simonella también comentó que, junto a su grupo, a mediano plazo quieren “convertir el espacio en un nodo comunitario de aprendizaje y salud, donde converjan saberes científicos, técnicos y populares al servicio del bienestar local”.

