El Centro de Información de Medicamentos (CIME) cumplió 30 años 

En mayo de 2024, el Centro de Información de Medicamentos (CIME) cumplió tres décadas. Esta institución surgió a partir de la iniciativa de integrantes del Departamento de Ciencias Farmacéuticas, por entonces conocido como Departamento de Farmacia.

En 1994, tras la resolución del Consejo Directivo que aprobó su creación, el CIME quedó conformado por un directorio integrado por dos profesores del Departamento de Farmacia, uno de ellos con funciones de director, y un profesor del Departamento de Farmacología más un operador u operadora.

La farmacoterapia había evolucionado en gran medida y, por entonces, los centros académicos e instituciones de salud comenzaban a advertir la necesidad de asistir los procesos de prescripción, dispensación y utilización de medicamentos con información pertinente, actualizada y confiable. Esta tendencia mundial tuvo su correlato en Córdoba, a través de la Facultad de Ciencias Químicas (UNC). 

Pasado y presente 

El CIME surgió con dos grandes objetivos. Por un lado, ofrecer información objetiva, actualizada, pertinente y oportuna sobre medicamentos a profesionales de la salud, instituciones públicas y privadas, funcionarios, docentes, estudiantes, comunicadores sociales, pacientes y público interesado en acceder a esos datos mediante consultas específicas.

La recuperación y procesamiento de información sobre medicamentos obtenida de fuentes científicas, objetivas y actualizadas, a su vez, le permitió a este centro crear boletines especializados para distribuir a organizaciones e instituciones de salud, universidades, medios de comunicación, profesionales de la salud y público en general. 

Desde los años `90, estos objetivos fueron cumpliéndose con rigurosidad y profesionalismo, dando respuestas incluso a las últimas crisis en materia de salud pública como fueron la pandemia por COVID-19 en 2020 y el último brote de dengue. En este caso, el boletín del CIME con datos científicos actualizados sobre repelentes y vacuna tuvo gran repercusión no sólo en la prensa local sino también en medios nacionales. 

Estos boletines fueron evolucionando en su presentación, pasando del formato impreso al digital, pero conservaron su perfil activo en la difusión de datos científicos para dar respuestas a las demandas de información por parte de profesionales de salud, especialmente farmacéuticos, médicos, odontólogos y enfermeros, entre otros. En cuanto al público en general, su interés se acrecienta ante la aparición de patologías que afectan de manera masiva a la población. 

Según Rubén Manzo -ex vicedecano a cargo del Decanato de la FCQ en 1987, profesor emérito e investigador del Departamento de Ciencias Farmacéuticas- estas tareas del CIME se fueron desarrollando “en el marco del axioma que afirma que el verdadero perfil farmacoterapéutico de un principio activo emerge cuando se utiliza en la población, por lo que se va generando información que, adecuadamente recuperada, se debe utilizar tanto en el proceso de prescripción, dispensación y utilización de medicamentos como en las alertas a las autoridades sanitarias e instituciones vinculadas a la salud”.

El monitoreo de la performance de un medicamento en la población mediante parámetros de eficacia, seguridad y confiabilidad permitió obtener información en profundidad sobre numerosos aspectos tales como la interacción con otros medicamentos con alimentos, la acción en determinadas franjas etarias o poblacionales, la ampliación o reducción de indicaciones, entre otros, explica el profesor emérito.

Este proceso se fortaleció con el desarrollo de la farmacoepidemiolgía y la implementación de la farmacovigilancia. Durante la primera década del siglo XXI, por ejemplo, la cancelación de la licencia por parte de las autoridades sanitarias de Estados Unidos (FDA) abarcó 14 principios activos, mientras que las autoridades europeas (AGEMED) cancelaron la licencia de 15 principios activos.

La farmacoterapia como pilar

“Los progresos en procedimientos de diagnóstico de patologías sumados a la creciente introducción de nuevos principios activos para prevenir y tratar mediante farmacoterapia la salud originaron un rápido enriquecimiento de las disciplinas farmacológicas y farmacéuticas, con el desarrollo de la farmacocinética y la biofarmacia”, sostiene Manzo. 

Según el científico de la FCQ, este proceso condujo a la conceptualización biofarmacéutica de la acción sistémica de los medicamentos como una secuencia cinética denominada “Ladme”: liberación, absorción, distribución, metabolismo y eliminación. Esto abarca las etapas que originan la administración de los medicamentos para producir el inicio, la intensidad y la duración del efecto farmacodinámico.

Todos estos avances fueron el puntapié para incorporar los parámetros de eficacia, seguridad y confiabilidad en la definición del beneficio/riesgo de los medicamentos, lo que generó valiosa información sobre su performance. En ese marco, la misión del CIME resultó fundamental para seguir acompañando, desde la Universidad Nacional de Córdoba, el valioso rol que desempeña la farmacoterapia en el sistema de salud pública, especialmente para la prevención y tratamiento de enfermedades novedosas o ya conocidas.   

Un referente de medicamentos en Córdoba

“La renovación bianual del directorio de este Centro generó la participación de profesores de los dos Departamentos académicos, quienes contribuyeron al fortalecimiento de las actividades del CIME, y a la permanente disposición del Colegio de Farmacéuticos de la provincia de Córdoba a proveer ayuda financiera”, describe el ex Vicedecano.

En los últimos años, además, el centro reforzó determinados aspectos institucionales mediante la jerarquización de su estructura organizativa, con la incorporación de personal de gestión dedicado ciento por ciento a la conducción de la entidad, y la creación de un estatuto con el fin de guiar su funcionamiento, los procedimientos y la toma de decisiones. 

Los lineamientos institucionales que orientaron la creación de este centro hace tres décadas siguieron consolidándose mediante actividades extensionistas e iniciativas que potenciaron su vínculo con profesionales de la salud y la comunidad local. En ese sentido, según el decano Marcelo Mariscal, el “CIME ocupó un rol fundamental en situaciones críticas como la pandemia o el brote de dengue, y hoy está convirtiéndose en un referente destacado en cuanto a información de medicamentos dentro del sistema de salud de Córdoba”.

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